miércoles, 26 de septiembre de 2012

Sin'Belore



Durante el reinado de Anasterian, dos familias de las Altas Casas Thalassianas unieron sus esfuerzos para proteger el reino de Quel’thalas de la ancestral amenaza de los trols Amani, cuyas fuerzas desperdigadas en las fronteras del reino hacían necesaria la creación de distintas divisiones para hacer frente a su guerra de guerrillas.

Sahenion Lamarth’dan, Patriarca de la casa Lamarth’dan fundó Sin’Belore al forjar una alianza con la Casa vel Noerth, Alta Casa de casta militar cuyo Patriarcado ostentaba Gareth vel Noerth. A esta coalición no tardaría en unirse la Casa Hojazul representada por su Patriarca, Beleth Hojazul. A pesar de su condición como Baja Casa, los Hojazul contaban con el respaldo y la confianza de la Casa Lamarth’dan, a la que habían jurado lealtad.

Sin’Belore estaba dirigida por los tres patriarcas de las Casas nobiliarias y formaban parte de ella los vasallos de estas y los soldados del reino accedían a sus filas a través del ejército, o llamados por el renombre que habían cosechado las décadas de lucha exitosa del Sin’Belore contra los trols. En su momento de mayor apogeo, unos veinte años antes de la Apertura del Portal Oscuro, Sin’Belore se vio golpeado por la muerte de Sahenion Lamarth’dan y la posterior acusación y condena de Beleth Hojazul por su asesinato. La casa Hojazul fue despojada de todos sus títulos y tierras, condenada al ostracismo, y su primogénito, Bheril Hojazul, acusado de secuestrar al primogénito de la Casa Lamarth’dan, Iranion Lamarth’dan, fue condenado al exilio.

Con la caída en desgracia de la Casa Hojazul y la muerte de Sahenion, Sin’Belore quedó bajo el único liderazgo de Gareth vel’Noerth, hasta que Iranion Lamarth’dan tomó el puesto que ostentase su padre, unos años antes de la caída de la Fuente del Sol. 


Fieles a la Sangre del Sol

Tras la muerte del Rey Anasterian protegiendo la Fuente del Sol del Azote que la destruyó y el regreso del Príncipe Kael’thas, el último de la Estirpe, Sin’Belore juró lealtad a este y le siguió a través del Portal Oscuro en busca de la Tierra Prometida. Participó activamente en la conquista de Farahlon y el Castillo de la Tempestad así como en la captura de M’uru y se estableció en la ahora llamada Tormenta Abisal.

Gareth vel Noerth permaneció al mando de las legiones que servían al Sin’Belore en las Forjas de Maná y en el Castillo de la Tempestad, entre las cuales se encontraba la Legión Fénix, capitaneada por el Lord Aelion Sin’Thael. Mientras, Iranion Lamarth’dan volvió al reino con el contingente que acompañaba a M’uru, convirtiéndose en el enlace del Sin’Belore con Quel’thalas.


Traición de Voren’thal y Exilio

Tras la escisión de Voren’thal y los soldados a su mando del ejército en Draenor, Sin’Belore reafirmó su lealtad al Príncipe Kael’thas, renovando sus juramentos hacia la estirpe de los Caminantes del Sol y enfrentándose y persiguiendo con ahínco a los traidores que ahora se hacían llamar Arúspices.

Los Arúspices, con su nueva alianza con los que hasta ese momento fueran sus enemigos, los draenei que se hacían llamar Aldor, atacaron las Forjas de Maná y las desactivaron. Llegaron a los satélites del Castillo de la Tempestad, hasta que finalmente atacaron el Ojo y cometieron la más grande de las traiciones, dieron muerte al Príncipe Kael’thas. O eso creyeron. Gareth vel Noerth condujo a lo que quedaba del Sin’Belore a la isla de Quel’danas, junto al maltrecho Príncipe, para seguir luchando allí por que el proyecto del Pastor culminase con éxito.

Cuando Lunargenta fue atacada por los Sangreviles y el propio Kael’thas se llevó a M’uru del cuartel de los Caballeros de Sangre, Gareth vel Noerth y los hombres bajo su mando fueron considerados traidores, como todos los que permanecieron fieles al Pastor. Iranion Lamarth’dan se vio obligado a desvincularse de la parte del Sin’Belore bajo el mando de Gareth y él y sus hombres se ofrecieron voluntarios para colaborar en la persecución y ejecución de los Furia del Sol y los remanentes del ejército del Príncipe en Draenor. 


El Elfo de Blanco y el Ala de Fuego

Tras la muerte de Kael’thas Caminante del Sol, Gareth y lo que quedaba de la división bajo su mando consiguió escapar de nuevo hacia Draenor, donde permanecieron ocultos gracias a la ayuda de un grupo de etéreos que por alguna razón les seguían siendo fieles.

Durante este periodo, un elfo vestido de blanco y portando el tabardo de los Arúspice, acompañado por un pequeño contingente de soldados, buscó y rescató a los supervivientes del ejército. Allá donde los encontraba, les entregaba uniformes Arúspice, y bajo esta coartada los conducía hasta Gareth vel Noerth en la seguridad del refugio Bashir. Cuando consiguieron reunir a los suficientes magos aun leales al antiguo régimen emprendieron la creación de un bolsillo dimensional en el Alto Ala de Fuego, que a partir de entonces serviría como refugio y cuartel general al nuevo Sin’Belore. 

Una vez establecidos e impulsados por la voluntad característica de su raza, Sin’Belore, lejos de esperar y languidecer en la simple supervivencia, emprendió la búsqueda de Felo’Melorn, la espada que perteneció a la Estirpe Caminante del Sol durante generaciones. Amparándose en maniobras de distracción y mediante pequeñas expediciones, Sin’Belore ha estado buscando por todo Terrallende, y sigue haciéndolo a día de hoy. Pero ya no están solos. La presencia del Ala de Fénix en el interior del Castillo de la Tempestad les ha permitido su acceso a la fortaleza y el inicio de los trabajos para su reconquista.

El retorno de Lamarth'dan y Hojazul

Algunos consideran profético que Sin'Belore haya vuelto a aunar a las casas Lamarth'dan, vel Noerth y Hojazul. La mayoría de integrantes de Sin'Belore no conocen las razones por las que Leriel Lamarth'dan, actual Matriarca de la Alta Casa ha ocupado el lugar que antiguamente ocupase su hermano y antiguo Patriarca de su Casa. También se rumorea que Gareth vel Noerth pretende restablecer el antiguo Sin'Belore ofreciéndole el puesto de su padre a Bheril Hojazul, cuya Casa nobiliaria ha sido restablecida.

Signos como estos convierten su convicción en su misión como heraldos del Rey que está por llegar en inquebrantable. Cuando Al’ar esté bajo su custodia y alce sus alas ígneas de nuevo, ellos servirán a la nueva Sangre del Sol y devolverán a Quel’thalas y a los Hijos del Sol la perdida gloria.


viernes, 21 de septiembre de 2012

El Castillo de la Tempestad



EL CASTILLO DE LA TEMPESTAD: UN NUEVO COMIENZO


Escapamos. Sí, escapamos, aunque no sabemos muy bien cómo. No sabemos de dónde sacó el Teniente Llamaíra los poderes ni la habilidad para abrir un portal al Castillo de la Tempestad, pero tampoco sabemos de dónde sacó el Capitán las células de maná. Somos soldados. Con el tiempo nos hemos acostumbrado a no hacernos preguntas.

Y no estamos solos.

Hemos recibido la visita de dos oficiales de una orden militar. Sin'belore. Los que fuimos Furia del Sol hemos oído hablar de ellos: Era un escuadrón que participó en la toma del Castillo de la Tempestad durante la conquista de Kael'thas.

Los hombres de Sin'belore nos ayudarán a reconstruir el Castillo, rearmarlo y ponerlo a funcionar. Necesitamos gente, pero las señales son tan propicias que es tentador pensar que aquí, en la Tierra Prometida, los tecnomagos y los ingenieros de distorsión también aparecen en el aire y los puedes recoger como frutos de un árbol. Necesitamos gente, pero quién sabe cuántos más están ocultos, exiliados, o cuántos esperan en el cuartel general de Sin'belore la ocasión de venir aquí.

Nos han traído un huevo de Fénix. El oficial, Tormenta Solar, nos habló sobre la prole de A'lar, los huevos de fénix que fueron robados y están dispersos por el mundo. Nos dijo que, al morir el Dios Fénix, de entre sus cenizas surgió un huevo palpitante y rojo, en el que la reencarnación de A'lar aguarda a que el Nuevo Rey se manifieste. Entonces el huevo se abrirá y A'lar volverá a agitar las alas.

Los Sha'tar lo robaron. Ese huevo está ahora en Shattrath… pero lo recuperaremos. De algún modo, lo haremos. Tenemos que estar preparados para la llegada del Nuevo Rey y eso es lo que hemos venido a hacer aquí. Preparar su regreso.

Las señales son demasiadas como para ignorarlas. Este es el principio. Un nuevo comienzo. En eso los sin'dorei tenemos experiencia, en empezar de nuevo y resurgir de nuestras cenizas.

Esta vez será para siempre.


 2.- Distribución del Castillo de la Tempestad


  El Castillo de la Tempestad es una enorme estructura flotante al borde de Tormenta Abisal. Está flanqueada por tres satélites: El Invernáculo, el Mechanar y El Arcatraz. La nave principal se mantiene flotando, inmóvil, gracias a los remanentes de carga energética en sus cristales y a la propia ingravidez del Vacío Abisal. Además, aún está anclada a la tierra por la tubería de carga principal.

Antaño, el Castillo de la Tempestad obtenía su energía de las Forjas de Maná. Estas construcciones, ensambladas a partir de restos de tecnología draenei y fragmentos utilizables del propio Castillo y sus satélites, succionaban energía abisal de la atmósfera caótica de la zona y la bombeaban a lo largo de una red de tuberías. Estas tuberías conectaban con la nave principal y alimentaban los cristales de distorsión. Los cristales de distorsión actuaban como pilas y transformadores que proporcionaban la mayor parte de la energía necesaria para todos los procesos de la nave, desde el movimiento hasta las actividades mágicas, irradiación de calor o de frío, creación de climas artificiales (el Invernáculo), apertura y cierre de compuertas, funcionamiento de ascensores y teletransportadores, etc. Otras fuentes de energía secundarias eran por entonces el cableado típico de los etéreos que aún se puede ver en algunos puntos de la nave y la propia tecnología de absorción y alimentación que pudieran desarrollar los sin'dorei.



El Castillo de la Tempestad actual se encuentra desactivado en el 98%. Algunas funciones básicas, como la iluminación en determinadas zonas, aún funcionan gracias a la energía residual. Todo lo demás permanece en reposo.

Además ha sido expoliado y saqueado varias veces, de manera que faltan componentes y lo poco que queda está roto o en mal estado. Ha sido el hogar de bandidos etéreos, demonios hambrientos o espectros del vacío abisal, que aún permanecen ocultos en las salas selladas, junto con otros peligros aún por descubrir.


3.- Desbloqueos y procesos.


Ante todo, esta idea está tomada directamente de la idea de Anderov en su planteamiento del Templo de Zhi. Así pues, todo el crédito y mérito es suyo, nosotras la hemos tomado y adaptado al rol del Castillo de la Tempestad porque nos pareció una pasada. Podéis leer la idea original aquí:



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Actualmente, el Castillo de la Tempestad se encuentra en proceso de conquista. Las zonas bajo control del Ala de Fénix y Sin'belore son sólo unas pocas, quedan muchas cámaras selladas, puertas que no se abren, ascensores que no funcionan. Todos estos lugares se irán desbloqueando y podremos jugar en ellos a medida que sean reconquistados y reconstruidos ONROL.

¿Como hacer esto? A través de rol constante, eventos, etc. Por ejemplo, Maitriah comentó onrol que hacía falta un laboratorio de cristales. Los laboratorios están bloqueados por ahora. Si Maitriah, Kerthain, Isthariel, Amaruel y Arydea se curran durante unos días el rolear que van limpiando la sala, etc. Con el trabajo constante, daremos luz verde para montar un minievento con alguna prueba o enfrentamiento tras el cual, si todo sale bien, la sala es tomada. Después de eso, onrol hay que buscar los materiales para volver a construir el laboratorio y amueblarlo. Esto debe ser roleado activamente, cuanto más activamente mejor.

Una vez esté reconstruido, los personajes y npcs podrán trabajar en él y tendremos acceso a mejoras, nuevos objetos, etc. Estas mejoras y nuevos objetos se proporcionarán a través de objetos reales como encantamientos de arma o pociones o elixires, objetos de GHI y estados de TotalRP.

Ejemplo: una vez desbloqueado el laboratorio, podemos tener a nuestra disposición [Poción Vigorizante], [Poción de ilusión] o [Cristales Viles (GHI)], que nos darán una serie de efectos o ventajas. Al desbloquear la zona de entrenamiento, tendremos acceso a mejores armas, a estados de totalRP como [En plena forma] que nos den bonificadores en tiradas de combate, o cosas del estilo.

Recordad: Para desbloquear las zonas tenéis que proponer y llevar a cabo tramas y roles para recuperarlas onrol.



4.- Dependencias y estado de las mismas



 4.1.-Comandancia: Desbloqueada. Es la sala de mandos de la nave y además el lugar donde se reúnen los oficiales y se toman las decisiones importantes. Junto al puente hay dispuesta una mesa, varias cajas y cuatro sillas. El suministro de papel es escaso, así que es difícil llevar informes actualizados, y por ahora la mesa permanece bastante despejada.



4.2.-Habitaciones: Desbloqueadas. Ubicadas cerca del Solarium se encuentran varios espacios de aproximadamente 24m2 que los naaru debieron utilizar como armarios de almacenaje y que los ejércitos de Kael'thas reciclaron como habitaciones. En ellas aún quedan pipas de maná, divanes y algún mobiliario básico. Son perfectamente utilizables.





4.3.-Jardines: Desbloqueado.





4.4.-Refectorio y Sala de Baños: Desbloqueado. Ubicados en una construcción central situada en los jardines. Actualmente los baños disponen de un suministro de agua racionada y el refectorio no tiene cristales. Sí que sigue habiendo largas mesas, sillas y divanes en los porches destinados a las cenas y las comidas. Las cocinas se encuentran en un extremo de la misma.



4.5.- Solarium, laboratorio y zona de estudio e investigación arcana: Bloqueado. 



4.6.- Crisol, zona de almacenaje y de desembarco de suministros: Bloqueado. Las puertas automáticas del Crisol están bloqueadas. En esta sala se encuentran los transportadores a los tres satélites del Castillo de la Tempestad.





4.7.- Armería y zona de entrenamiento: Bloqueado. Por el momento no se ha podido acceder a esta zona, las puertas automáticas están cerradas.



4.8.- Generador Cristalino (sala de máquinas): Bloqueado. El acceso a la sala de máquinas es posible, pero muy peligroso para personas sin conocimientos profesionales sobre ingeniería de distorsión y cristales de distorsión. Las irradiaciones de estos cristales o la manipulación aficionada pueden causar daños irreparables no solo en las propias personas, sino también en la nave.





4.9.- Ascensores: Bloqueados. Están desactivados. Las puertas no se abren.



4.10.- El Invernáculo, El Mechanar y El Arcatraz: Bloqueados. Hasta que no podamos activar los teleportadores, no podremos acceder a ellos.

Por ahora esto es todo. Esperamos que tengáis bastante para empezar, podemos hacer muchos planes y mogollón de roles diversos. Por ejemplo, para comenzar a reconstruir e instalarnos en condiciones necesitamos materiales, lo cual puede darnos rol de comercio, de exploración y expedición, por ejemplo. También hay que terminar de recuperar el castillo, buscar forma de mantenernos comunicados con el mundo y enterarnos de noticias, etc.

Haced todas las propuestas que se os ocurran y empezaremos a llevarlas a cabo cuando queráis.

Esperamos que os haya gustado el planteamiento. ¡Un abrazo!

Ala de Fénix - Nuevas líneas de rol y novedades


Ala de Fénix — Nuevas líneas de rol

¡Buenas!

Tal y como habíamos dispuesto, llegados a este punto el Ala de Fénix se encuentra con un cambio bastante profundo en la orientación de su rol. Lo vamos a explicar muy pormenorizadamente:


Introducción:

Lo que antes fuera un ejército de élite al servicio de Quel'thalas se ha convertido… o descubierto, como un grupo de rebeldes pro-monárquicos, antiregentistas y supremacistas que reclaman la desvinculación del reino Thalassiano de la Horda, la proclamación de un nuevo rey y el regreso a las líneas políticas y culturales de tiempos del Príncipe Kael'thas: el dominio de la magia y la Luz mediante la voluntad y la fuerza, la utilización de toda fuente de energía disponible independientemente de su origen y la utilización de cualquier medio que esté al alcance para garantizar la independencia y soberanía de los elfos de sangre y mantener su superioridad.

Actualmente, el Ala de Fénix se encuentra en paradero desconocido. Han sido declarados traidores al reino de Quel'thalas y puestos en busca y captura de manera pública. Aquellos miembros de la Orden que tenían posesiones o títulos de cualquier tipo han sido despojados de estos privilegios, los familiares han sido o son interrogados y las personas relacionadas con ellos están bajo sospecha.

Sin embargo, los acontecimientos que tuvieron lugar en Quel'thalas durante las últimas semanas antes del crudo estallido de la guerra alianza-horda con el ataque a Theramore, han creado opiniones diversas entre la población. La revolución religiosa de los Doce Santos y la agitación política suscitada por el golpe de estado en la Aguja Furia del Sol y el posterior asesinato de un Gran Magíster del Consejo Magistri, atribuido presuntamente a un grupo violento de arúspices, han dado pie a que algunos nostálgicos comiencen a reunirse en los amplios salones de la Capital y se atrevan a hablar de cosas que hasta el momento eran un tabú. (1)

¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Realmente el Príncipe nos traicionó, o fue todo un complot por parte de los Sha'tar para evitar que los sin'dorei ocuparan el lugar que merecían en Draenor como señores y conquistadores de la Tierra Prometida? ¿Cuánto hay de cierto en lo que nos han contado? ¿Cómo hemos acabado, nosotros, los maestros de la magia, quienes enseñamos a las demás razas a manejar su poder, siendo los mendigos y los esclavos de la Horda? ¿Realmente no se ha encontrado a ningún superviviente de los Caminantes del Sol o es que el señor Regente y sus lacayos están aferrándose al poder? 



Ala de Fénix

Y con esta situación presentamos la nueva configuración de la hermandad:

—Ala de Fénix se divide ahora en dos líneas de rol. 

* Por una parte, los soldados exiliados de Ala de Fénix están (presuntamente) lejos de Quel'thalas, pero no inmóviles. Su objetivo es devolver al Reino a su antigua gloria y siguen trabajando en ello, aunque los que ahora ocupan las salas de la Aguja les llamen traidores. Desde su nueva base proscrita preparan la futura reconquista del Reino y se pertrechan para asistir al Nuevo Rey cuando éste se manifieste y quiera reclamar lo que le corresponde(2).

* Por otra parte, algunos ciudadanos de Quel'thalas, militares, magos, políticos, sacerdotes, tenderos, estudiantes, comienzan a unirse clandestinamente en una suerte de resistencia soterrada que aún no sabe muy bien hacia dónde enfocar sus esfuerzos, aunque tiene clara una cosa: No desean que su reino siga siendo apenas una sombra de lo que fue, pero no van a exponerse al exilio. Hagan lo que hagan, una vez que se organicen, actuarán desde la sombra.

—Ambas líneas de rol estarán englobadas dentro de la Hermandad. Sin embargo, contemplamos la posibilidad de que más adelante se cree otra hermandad específica para la resistencia clandestina.

—A partir de ahora, Ala de Fénix no reclutará onrol abiertamente y públicamente, como se ha venido haciendo hasta ahora. Los que estéis interesados en entrar a formar parte de la hermandad, debéis poneros en contacto con Dairdan o con Ahti y tendremos una charla para resolver dudas, daros consejos para que podáis adaptar el rol de vuestro personaje al enfoque de la hermandad y ver cómo planteamos la entrada.

—Ahora más que nunca es INDISPENSABLE leerse el blog, las normas de la hermandad y el funcionamiento de la misma.


Más explicaciones

Este cambio de orientación ha venido dado, entre otras cosas, por la dificultad que tenía para nosotros mantener un rol militar en condiciones, o como nos parece que debe hacerse: Con constancia, con horarios y con disciplina. Dado que no hemos podido llevar a cabo esto como nos gustaría, hemos propiciado este giro de cara a poder estar todos un poco más tranquilos y que el rol no sea tan rígido en cuanto a temáticas y horarios. También para que los coordinadores (nosotros somos coordinadores, no maestros de hermandad) estemos un poco más liberados.

Con esto quiero decir que los jugadores nuevos que quieran entrar deben tener en cuenta antes que nuestra organización actual no es la "típica" de una hermandad de rol.

Aquí no hay un líder que monte eventos, que tenga que estar pendiente de todo el mundo y que se vaya a preocupar de que nadie se ponga triste como Cristiano Ronaldo. Aquí todo el mundo es responsable de su propia diversión y de su propio rol. Eso no significa que seamos unos pasotas y no le hagamos el menor caso a la gente. Simplemente, en esta hermandad, el que no tenga iniciativa para interactuar con los compañeros, proponer cosas o al menos dar un paso, alguno, el que sea, para rolear, puede que no esté a gusto. Los coordinadores haremos lo posible por daros opciones y ambientaciones para rolear (ya veréis lo que tenemos preparado) y por supuesto os ayudaremos, pero el resto es cosa vuestra.


PISTAS 

Por este motivo, y recalcando que no cerramos la puerta a jugadores nuevos, creemos que los principiantes pueden sentirse un poco perdidos en una hermandad con esta configuración. Para ayudaros a valorar si os interesa o no estar en Ala de Fénix, hemos diseñado estos puntos:

Tienes un lugar aquí si:

—Conoces el lore de los elfos de sangre o estás dispuesto a empaparte de él por tu cuenta, sin estar preguntándonos cada diez minutos (xD esto es un poco broma pero ya me entendéis. Una cosa es resolver dudas y otra darlo todo mascado y regurgitado)

—Estás dispuesto a leerte un blog con letras rojas sobre fondo negro.

—Tienes iniciativa e inquietud por desarrollar la historia de tu personaje.

—Te motiva la interpretación y la interacción.

—No necesitas tirar dados para sacarte un moco.


Seguramente no estés muy a gusto si:

—No conoces el lore de los elfos de sangre y además tienes mejores cosas que hacer en tu vida que ponerte a estudiártelo.

—Prefieres que te den las cosas hechas y adaptarte antes que hacerlas por ti mismo, o no tienes tiempo para hacerlas por ti mismo.

—Cuando no te prestan la atención que consideras justa, te sientes aislado y discriminado en lugar de integrarte en actividades de otros.

—No tienes iniciativa ni ganas o tiempo para proponer cosas.

—Una vez leído todo esto ya estás cansado de tanto rollo y se te han quitado las ganas.


Si has llegado hasta aquí y te interesa unirte a nuestra familia de discapacitados, ponte en contacto con cualquiera de nosotros (Ahti o Dairdan) preferentemente en horario de tarde y hablamos.


Ningún elefante rosa ha sido herido o dañado durante la redacción de este post.

La dirección de Ala de Fénix no discrimina a los elefantes por motivos de raza, religión o color de la piel. Que siempre hablemos de los rosas es mera coincidencia. 

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(1): Para mas información sobre todos estos acontecimientos que nos sacamos de la manga, si no asististe a los roles que tuvieron lugar en Quel'thalas acerca de todo ello puedes consultar el hilo de relatos que comienza con [Privilegiados]

(2): Sí, ya sabemos que probablemente esto no pase nunca. Pero nuestros personajes no lo saben, y además… ¡Los designios de Blizzard son inescrutables!



domingo, 16 de septiembre de 2012

El último vuelo del Fénix: Kyashar III

Fénix II- Por Kyashar


Más de cien soldados armados.

¿Es que no veían que eran demasiados? Los suficientes para estorbarse unos a otros en un espacio tan reducido como lo era la Aguja del Sol. Con toda seguridad no sabrían ni a quién atacar cuando el escudo se rompiera.


La veintena de magisters no era mucho mejor. Estos también se confundían, pero con palabras. Cada uno creía tener un plan infalible y rechazaban las ideas de los demás como si fueran moscas que revoloteaban a su alrededor. Nadie dijo que colaborar en tiempos de crisis fuera lo adecuado en Quel'thalas, aún cuando la vida del Regente corría peligro.


Finalmente, el grupo de renegados, trols, orcos y sin'doreis.

¿Qué decir? Como ir al bazar y comprar prendas de diferentes colores que luego intentarías conjuntar en el calor de tu hogar. La única diferencia es que no se reían de ti si formabas parte del llamado Consejo de Crisis.


Escaparon, como no. Conjurar un escudo antimagia para evitar portales de huída está anticuado.
Y todo el mundo sabe que la energía abisagón no es volátil.
Por no hablar de que perseguir y asegurar de la seguridad del Regente es un tema muy sobrevalorado.
No os preocupéis, dijeron. Los encontraremos, en Tierras de la Peste.

Kyashar sonrió mientras despejaban la Aguja.
Habían escapado.
Como no.


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El Gran Magíster Sadrael tenía varios defectos, pero la soberbia no era uno de ellos. Tras siglos sirviendo al Reino había convertido su altanería en una virtud con la que ayudarse a conseguir sus objetivos, por nimios que fueran: si le apetecía disfrutar de huevos de basilisco con especias, sabría que tendría un plato preparado en unos pocos minutos. De igual manera, si quería destruir una orden de lo que siempre creyó insurrectos de la paz que gozaba, la destruía. Por diversión.


Opulencia era la palabra que se le venía a la mente a cada ciudadano cuando contemplaba la mansión que pertenecía al Magister, a las orillas del mar del Norte. No había ningún tipo de muro que marcara los límites de la propiedad, pero no era necesario: uno no obtiene poder y riquezas si luego no puede mostrarse al mundo exterior. Y eso era lo que hacía, enseñar al pueblo quién era.

Dos pequeñas torres se elevaban a ambos lados del edificio principal de varias plantas, adornadas con emblemas de color rojizo y dorado que representaban el escudo de Quel'thalas. Otros edificios mucho más pequeños podían verse desperdigados por el resto de la finca. Algunos de ellos eran despachos privados y otros tantos laboratorios de alquimia o estudios para los magisteres tutelados por el propio Sadrael.

Todo muy bonito. Y aburrido, a ojos de la sin'dorei.

Habían pasado casi diez días desde el secuestro de la Aguja y como cada mañana Kyashar debía dirigirse a la mansión del Magister a ocuparse de sus asuntos e informes. La justa recompensa por su ayuda y lealtad hacia el Reino.
Guió sus pasos por el caminito de piedras que conducía a la entrada, saludó a los Guardias llevando la mano derecha a la frente y finalmente abrió la puerta del despacho de Deremyl. El escriba alzó la vista del papiro en el que garabateaba apenas un segundo, volviendo al instante a su labor.

– Cuenta la leyenda que una vez se incendió tu casa –comentó la sin'dorei mientras se sentaba en la silla vacía –. Te encontraron a las pocas horas, tras extinguir el fuego, en tu cuarto, todavía escribiendo. Lo primero que dijiste fue “¿Por qué me molestáis?”.

– Veo que os encontráis de buen humor hoy, agente – fue su lacónica respuesta.

– Como siempre, mi querido Deremyl. ¿Alguna noticia sobre la investigación?

– Continúan los interrogatorios. Hemos capturado a unos pocos insurgentes más y tras registrar sus propiedades pudimos encontrar pruebas de su colaboración con los traidores – el escriba mojó el dedo índice con su lengua y cogió una nueva vitela de la pila de papeles para continuar su tarea –. De nuevo le agradecemos su inestimable ayuda, Gyrael, pero no puedo quedarme felicitándola mucho más tiempo. Su excelencia desea verla cuanto antes.

– Nunca le haría esperar – respondió la elfa levantándose del asiento –. Deberías tomarte un descanso, Deremyl. Haré que te traigan una infusión.

El escriba ni respondió mientras su interlocutora salía por el arco de la puerta.


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El aposento privado del Gran Magister Sadrael estaba situado en lo más alto de una de las torres exteriores. Kyashar ya había estado allí en otras ocasiones, algunas de ellas de manera furtiva a altas horas de la noche. El sin'dorei había entrado en declive tras siglos de vida y trabajo, pero su vigor y pasión todavía seguían latentes. Y quien era ella para decir que no a una excelencia.
Entró sin llamar a la puerta y encontró a Sadrael de espaldas a ella, contemplando el mar tras la cristalera con una copa en la mano. Apenas llevaba un batín de tono blanquecino, ribeteado con bordados de oro y plata.

Ella carraspeó.

– Mi señor. Tenía entendido que me habíais hecho llamar.

– Ah, Gyrael – dijo sin darse la vuelta –. Así es. Ven, acércate. Contempla conmigo las maravillas de Quel'thalas.

La sin'dorei se acercó a él sin apenas hacer ruido con sus pisadas. Se colocó a su lado adoptando una postura formal mientras miraba hacia el exterior. El viento mecía las ramas de los árboles del patio exterior, cada uno con un color de hojas diferente al anterior. El mar conservaba la calma y los rayos de sol bañaban con un resplandor silencioso las numerosas estatuas que adornaban el jardín.

– El propio Belore ilumina y señala aquello que cree bello y merecedor de su gracia – comentó él degustando el contenido de su copa –. Hemos sufrido y perdido demasiado, pero todos esos años de penuria ya han terminado. Me habla en sueños. Aparece ante mi. Me concede visiones de un pueblo unido por fin, los hijos de la sangre, bajo un mismo estandarte, sin odios ni rencores. Mi idea sobre la disolución de esa orden profana queda reafirmada tras la traición cometida contra la Regencia. Era un tumor que rogaba por ser extirpado y así se ha hecho. Han escapado pero el propio Belore sabe que son pocos y débiles y que tarde o temprano acabarán siendo atrapados y ejecutados bajo el auspicio del Sol Eterno. El pueblo todavía desconoce lo realmente ocurrido aquel día, Gyrael. Es mi deber, como pastor, entregarles la verdad e instruir sus débiles mentes para que vean que solo existe un camino, el de la unidad. Hoy hablaré en público en la ciudad con un discurso y por eso te he hecho llamar. Quiero que estés allí conmigo y des testimonio de las atrocidades cometidas por esos bárbaros. Necesitamos que crean y que esto nunca más vuelva a pasar.

La sin'dorei asintió con un discreto cabeceo. Se disponía a hablar cuando surgieron gritos del exterior. Un grupo de diez soldados con tabardos negros y bordados dorados increpaban a los guardias que custodiaban la entrada a la propiedad en una discusión acalorada. Portaban armas y armadura pesada, pero desde lo alto de la torre no llegaba a escucharse con nitidez el motivo de la discusión. El Gran Magister arrugó la nariz con desdén mientras mascullaba.

– Seguro que vienen a pedir. No puedo ser el benefactor de nuestro Reino sin que venga alguien cada día en busca de mis riquezas. Son unos pobres desgraciados que creen que por venir en decenas van a conseguir intimidarme.

– En realidad son ciento veinte, excelencia.

Sadrael alzó una ceja sin darse la vuelta aún.

– ¿Cómo dices?

– Que son ciento veinte, Sadrael.

El frío tacto del acero atravesando su espalda fue como una caricia silenciosa. Apenas hubo dolor ni tiempo a reaccionar, solo sorpresa. Ahogó un grito y cayó de rodillas al suelo de la sala cuando ella retiró la daga con brusquedad de su interior. Intentó darse media vuelta para enfrentarse a ella y la miró con espanto. El batín comenzó a teñirse de rojo a medida que la sangre fluía de la herida mortal mientras Kyashar se limitaba a limpiar la hoja manchada con una cortina, tranquila.

– ¿Por qué? – musitó él intentando ponerse en pie.

La sin'dorei alzó la vista de su daga para mirarlo y sonrió con levedad.

– Esa pregunte tiene múltiples respuestas. Me gusta pensar que por un ideal. Deberías malgastar el poco aire que te queda sintiéndote orgulloso por ser la pieza final de este juego en vez de hablando.

Del exterior comenzaron a llegar los sonidos de armas desenvainando y el choque de espada contra espada. Los gritos se convirtieron pronto en consignas de batalla, al igual que había ocurrido hacía diez días en la masacre de los Santos. La alarma comenzó a extenderse a lo largo de la mansión donde hacía apenas unos segundos reinaba la paz. Sadrael tosió llevando la mano a la boca. Y chilló, con un hilo de voz.

– ¡Eres una zorra traidora!

– Creí que eso ya había quedado claro antes.

La elfa miró tendidamente al moribundo sin perder la sonrisa. Jugueteaba con la daga entre sus manos.

– Belore también me habla a mi en sueños. Me hace recordar el pasado, lo que somos y no debemos perder. Nuestros valores. El fénix, Magíster. Habéis cometido un error muy grave en esta vida mancillando el símbolo de los Caminante del Sol. Habéis olvidado lo que significa – la sin'dorei se acuclilló ante Sadrael, que había comenzado a temblar por la profunda herida y el efecto del veneno –. Es duro que te odien, pero me encanta el dramatismo. Podré soportar no volver a ver a mis compañeros. Podré soportar que nunca sepan la verdad tras todo. Incluso podré soportar que algún día me maten. Éste no es el último vuelo del fénix, Sadrael. El fénix siempre renace, aunque sea a través del odio.

– No sois... nada. Estáis acabados. Habrá justicia. Atraparemos a cada uno de vosotros y...
Kyashar chasqueó la lengua sin dejarle acabar la frase.

– Todavía no lo has entendido.

La asesina llevó la mano a su daga, cogiéndola por el mango de la misma con dos dedos y sosteniéndola ante los ojos del magister.

– ¿Lo entiendes ya? – sonrió y luego fingió un suspiro ante la falta de respuesta –. Factura
Arúspice. Veneno Arúspice. Una asesina Arúspice. Soldados Arúspice invadiendo tu propiedad. Ah, sí, esa mirada. Tu idea de unidad sin'dorei es una mentira. Agradezco que lo hayas entendido al final – dijo llevando una mano cerrada al corazón y saludando de la única forma que sabía –. Raza, patria y fidelidad, magister.

Tumbado en el suelo, mientras las luces a su alrededor se apagaban y su corazón dejaba de latir, el Gran Magister Sadrael pudo ver como la sin'dorei abandonaba la sala con paso decidido.
Cerró los ojos para morir pero sus oídos captaron las palabras de Kyashar gritando.

Ahora entendía todo.


Gloria a Voren'thal. Gloria para los Arúspices

domingo, 9 de septiembre de 2012

El último vuelo del Fénix: Dair'dan

Dair'dan: El precio de la venganza

Han tocado a mis hermanos, y de entre ellos han elegido a santos e inocentes. Kelnorz es solo es un escudero, un elfo joven e inexperto, con ansias por trabajar y cambiar las cosas, no sabe nada de la guerra, nunca se manchó con la sangre de sus hermanos y estos hijos de puta se lo han llevado. Tampoco lo hizo el Venerable Sin’Thael. Le han usado para herir al Capitán, saben que no tendrían probabilidades en un combate justo, por eso nos atacan a hurtadillas, golpean cobardemente, buscan a los inexpertos, se aprovechan de la compasión de un elegido de Belore. El Venerable descansa por fin en su hogar, le hemos encontrado, pero he visto de lo que son capaces y una desagradable sensación de derrota se apodera de mi cuando pienso en el escudero, en Kelnorz Zaknafein.

Querían que abandonáramos Quel’thalas, como si la amenaza anónima de unos perturbados fuera una razón de peso para ello. Seguimos cumpliendo nuestro deber, y ellos cumplieron sus amenazas, casi matan a Surinen, podrían haberlo hecho con el Venerable… y espero que no sea demasiado tarde para Kelnorz. Ahora tenemos a uno de ellos a nuestra disposición, encadenado y silencioso, tozudo y con un fuego peligroso en la mirada, entre la ira amarga y la convicción de los locos. Cree que lo merecían, cree que lo merecemos, y cree que ha ganado.

Kyashar está intentando hacerle hablar. Les observo con una inquietud creciente y el regusto áspero de la impaciencia en la boca. La espía nos ha estado ocultando mucha información que ahora usa en un intento de dañar la moral del prisionero. Al escucharla hablar comprendo cuales han sido las motivaciones de esta locura, son huérfanos de la guerra, hijos de desertores arúspices castigados con la muerte allá en Terrallende. No importa quien lo hiciera, yo mismo habría empuñado el arma ante un desertor, el deber no contempla la clemencia y por eso nos culpan a todos, aunque seguramente no conozcan el rostro de los soldados que dieron muerte a sus familiares. Quieren que nosotros les recordemos, aliviar su rabia y su dolor haciéndole pagar a alguien por eso que ellos ven como una injusticia.

Yo no sé lo que es tener un padre traidor, pero de haberlo tenido me avergonzaría de mi propia sangre.

…y esta sabandija no se avergüenza de nada. Se ha atrevido a mentar a mis padres, incluso a Valrant, demostrando que ha hurgado en nuestras vidas en busca de puntos débiles. Tomo aire y desvío la mirada, asintiendo cuando Vathiel pide permiso para continuar con el interrogatorio. No quiero acercarme a mirarle, a tocarle, si diera un solo paso hacia él ya no habrían más respuestas, le estrangularía hasta que dejase de respirar, pero necesito saber. No quiero un por qué, quiero un quien, un donde.

- ¿Cómo lo consigues? – Oigo a Kyashar como a través de un cristal fino, como si estuviera más lejos de lo que lo está en realidad -. ¿Piensas en ellos, te dan la fuerza necesaria para seguir?.


Fijo la mirada en el exterior. Hace horas que ha entrado la noche, no sé cuantas. Tras las vallas del templete los Mallorns agitan las hojas cuando se levanta la brisa desde el mar, trayendo un fuerte aroma a salitre y hierba húmeda que se cuela hasta la estancia circular. Intento abstraerme y no volver la mirada, pero le estoy escuchando ahogar los gritos y agitarse en las cadenas, aguantando sin decir una palabra. No sé qué demonios está haciendo Vathiel, pero a él también tengo ganas de golpearle, de apartarle.

- ¿Cuánto tiempo vas a querer hacernos la vida imposible?

La luna es apenas una sonrisa torcida en el cielo, pero el bosque está iluminado por las luminarias que brotan de las raíces de los árboles, es una noche hermosa, como todas, aunque en su seno algunos sufran. Kyashar sigue hablándole. No servirá de nada, no sé por qué dejó que Vathiel siga golpeándole. Si, si lo sé, se lo merece, se lo merece y no tiene nada que ver conmigo, yo debo cumplir con mi deber, averiguar cuánto daño han hecho. Por eso le dejo.

- Hablarás, como he dicho. Hoy, mañana, en una semana o un mes. Únicamente nos haces malgastar saliva.

Su grito suena amordazado. Me hace tensarme y apretar los dientes. Por un momento se me ha emborronado la vista, la voz de Kyashar se ha convertido en un murmullo, me ha provocado una nausea repentina. No debería estar aquí. Esto no me gusta, odio que me empujen a esto… pero se lo merece, es un asesino, es un monstruo. Les odio a ellos.

- Lo siento, Teniente – Vuelvo la mirada a Vathiel, que se ha plantado ante mi. Contengo las ganas de abofetearle y despacharle de malos modos-. Parece que no ha aguantado.

- Podéis retiraros.

- Creo que me quedaré, si no es molestia - La miro de soslayo. Kyashar sonríe. No entiendo como puede hacerlo, como nadie puede-. No es por desconfianza, no quiero que le pase nada. Pero esperaré fuera.

- Pues hágalo, espere fuera.

Ambos saludan y salen por uno de los arcos apuntados del Templete. Un silencio espeso se ha adueñado de la estancia, me da la sensación de tener los oídos taponados, zumbando. El elfo cuelga inconsciente de los grilletes, con media cara hinchada y morada por las atenciones de Vathiel. Me acercó a él y le levanto para apoyarle contra la pared, invocando a la luz con una orden rabiosa para que le devuelva la consciencia.

- Dame los nombres de los hombres a los que habéis matado. Mírame a la cara y dámelos- . No debería ahogárseme la voz, intento que la rabia quede enterrada, pero me hace contener la voz, la hace temblar. Él abre un ojo y me mira un momento, y luego pierde la mirada en la nada.

- Vamos a encontrar a tu hermana, hables o no, ya hemos enviado hombres a buscarla.

- ¿Entonces por qué preguntáis… ?-. Dice con un balbuceo dificultoso.

- Podrías ahorrarles problemas a otros si nos dices quien te ha ayudado. A tus compañeros en ese taller de inscripción, por ejemplo. A tu hermana.

- Todo lo que hagáis… quedará para vosotros y vuestras… conciencias… al igual que… todo lo que yo he hecho… queda para mi y la mía.

- Yo cumpliré con mi deber, y mi conciencia estará tranquila.

- Eso se llama… desvío de la responsabilidad…-. Le mantengo sujeto contra la pared con una mano en su pecho. Tose antes de continuar. Sigo sintiendo nauseas, y rabia, tengo que reprimirme-. Se usa en los interrogatorios… consiste en hacer creer a alguien… que la responsabilidad de… lo que ellos hagan a sus cómplices… es suya.

- Habéis matado a inocentes… habéis torturado a un hombre santo. Habéis atacado como alimañas cobardes a mis hermanos-. Le obligo a levantar la cabeza, agarrándole por el mentón. Los grilletes que le ciñen las muñecas chisporrotean al absorber la energía de un hechizo. Había olvidado que maneja las artes oscuras, pero no somos poco precavidos-. No hay castigo que pueda haceros pagar por ello… pero sé que hay justicia, y que cuando te matemos no tendrás liberación.

Me levanto y desengancho las cadenas de las argollas, soltándole y dejándole caer. Tiro de ellas para arrastrarle al centro de la sala. Él solo se ha juzgado, sus acciones le condenan, todos le hemos visto torturando al Venerable, y ahora confesará, quiera o no. Tiro de las cadenas para obligarle a arrodillarse y le pongo la mano en la frente. La sensación ardiente de la luz me invade al invocarla, furiosa y retributiva, es mi voluntad la que la espolea y la proyecta hacia el prisionero. Él cierra los ojos, aprieta los dientes, no sé si está funcionando.

- Recuérdales ahora. Dime sus nombres, dilos ante Belore.

- Argolad Hojasangre… -.Comienza, sin abrir los ojos, sin mostrarse humillado-. Sonja Solradiante, Ellie Verano… Nirel… Brisardiente, Elendor Telduril, Nael Felendur… Kelnorz Zaknafein…

Tenso los dedos sobre su cabeza. Se me ahoga la respiración y tengo que tomar aire con fuerza, varios puntos de luz roja titilan ante mi mirada, que se está tiñendo de ese color escarlata, furioso. No quería escuchar eso, no quiero creerlo, pero lo ha dicho.

-… y a Belore.

- A Él no puedes matarle…-.Espeto, con los dedos ardiendo bajo el guante que comienza a calentarse. Me molestan las placas-. Y espero que algún día te perdone. Ellos no lo harán nunca.

- Yo tampoco les... perdono.

El primer golpe es un fogonazo de luz. Ese es por Kelnorz, por el escudero, el chico que nunca derramó la sangre de sus hermanos. Y luego le siguen los demás, cada nombre es un golpe de las grebas, de la luz retributiva e iracunda. Cuando se me acaban los nombres ya sé que no puedo detenerme, y bajo la neblina roja y la rabia que me ahoga la garganta, rezo por que alguien lo haga.

Odio que me empujen a esto.Les odio a ellos.

El último vuelo del Fénix: Santos - Taldemar

Mártires de la tradición - Por Taldemar

La multitud se agolpaba en el Frontal de la Muerte mientras dirigían miradas cargadas de curiosidad a aquel grupo de quince personas que lanzaba proclamas en alta voz:
- ¡La Horda se quiere llevar a vuestros hijos, mancillar a vuestras mujeres y hacer que mueran en tierra extraña en una guerra que no es la nuestra! ¡No serviremos nunca a un sucio orco negro! Mientras tanto el Regente se acuesta con la antinatura y nos vende a bajo precio. ¡Rebelaos, Hijos del Sol! Entregaos en martirio a Belore Emperador antes de dar la vida por la falsa Regencia y los monstruos diabólicos de Kalimdor. - Ashel Soldras clamaba con la voz del trueno subido a una pila de cajas con sus albos cabellos tremolando al viento que creaba con sus propios movimientos, gesticulando enérgicamente mientras señalaba acusadoramente con el dedo a la Aguja Furia del Sol - ¡Allí vive nuestro carcelero! ¡El Gran Apóstata! El enemigo odiado de Belore!

A medida que el discurso era coreado con gritos de Viva Belore Emperador enardecidos por el Apóstol Perfecto Vindar Ruedasolar, la masa de sin'dorei crecía. La mayoría se exaltaba rápidamente junto al grupo de Los Santos Vivientes y daba vivas a la Tradición, a la Monarquía, y le dedicaba mueras a la Horda y a los no-muertos. Sin embargo, algún que otro que respaldaba a la Regencia se retiraba de la escena discretamente, en dirección hacia el cuartel de la guardia. La agitación patriótica que empezaba a bullir en las calles de Lunargenta acabó por prender una vez los vigilantes de la ciudad empezaron a movilizarse hacia la posición de los insurgentes, que sabiéndose blanco de cualquier represión, empezaron  a movilizarse hacia la Corte del Sol, donde las aclamaciones, los cánticos y las demandas contra el Lord Regente Lor'themar Theron se acentuaron.

- ¡Yo te denuncio como sirviente del Orco Negro, esclavo de la religión de la brujería y protector de la Plaga! ¡El fuego sea contigo, falso regente! ¡Viva Quel'Thalas! - Entre el gentío empezaba a aflorar manifiestos de pasión enfervorecida que se sumaban a los Santos. Algunos portando armas y desenvainándolas en actitudes amenazantes. Pocos minutos después, los Guardianes de la Regencia comenzaron a descender por el puente para disolver a los alborotadores.
- ¡Santos Vivientes! ¡A las armas! Belore nos aguarda. ¡Al martirio! - Los Apóstoles Perfectos se adelantaron con toda la escuadra de la Orden de Los Santos, que iban totalmente equipados en armaduras de combate y con las espadas en ristre. Plantaron cara a la Guardia de la Regencia, que titubeó un instante, justo en el momento en el que una embajada de la Horda formada por diez miembros de la misma corría a guarecerse en palacio.
- ¡Que no huyan, a ellos! ¡Muerte a la Horda! ¡Viva Quel'Thalas! - Al grito respondieron los Santos y varios ciudadanos poseídos por el patriotismo, que cargaron violentamente contra los embajadores. El Santo Nacámbar fue el primero en cortar de un tajo limpio la cabeza de un orco de piel verdosa, cuyo cadáver hizo una espiral provocada por el reguero de sangre a presión que emanaba del corte, hasta caer redondo al suelo. A este lo siguió una trol que fue empalada por la lanza de la Santa Esmeldis, y después una renegada cuyo cráneo fue reventado por un monárquico de la ciudadanía que la aplastó con su maza.

- ¡Guardias, a ellos! - Un elfo robusto de cabellos rojizos dio la señal de ataque a los protectores del Regente, que se lanzaban con las gujas en alto contra los causantes de la masacre. El Santo Adirhael Sin'Thael murmuró una plegaria y Los Santos Vivientes se vieron escudados por un áurea dorada sacra que detuvo la carga de las fuerzas del Orden. Dándoles la oportunidad de reorganizarse, los tradicionalistas que ya habían dado muerte a la Embajada de la Horda, se volvieron y al grito de Muera la Regencia Intrusa, se entregaron al combate.
La multitud chillaba histérica, de las ventanas de los edificios que acordonaban la Corte del Sol se asomaban cabezas cuyos rostros iban desde el pánico más absoluto hasta la más profunda fidelidad, llegando a vitorear a los insurgentes. Los rayos de Sol rosados del atardecer refulgían como llamas en las armaduras de los combatientes de ambos bandos, a la par que la sangre salpicaba a unos y a otros, en todas direcciones.
Pocos instantes después, el fragor del combate ya se había cobrado la vida de la mitad de Los Santos Vivientes y de dos docenas de guardias de la Regencia. Sin embargo, ni unos ni otros cejaban en la lid.

- ¡No nos rendiremos jamás! ¡Con Belore a nuestro lado, siempre estaremos en mayoría! ¡Viva la Religión! - Ashel Soldras hacía lo imposible por sanar a los que caían, dándose cuenta de que estaban totalmente rodeados por el enemigo, y que la muerte era inminente.
- Viva... Belore... Emperador... - La Santa Esmeldis, que se cubría su rostro con máscara dorada, se dobló de rodillas y acabó por dar vivas a su dios antes de que una hoja de manufactura thalassiana lamiese su cuello e hiciese manar de él el agua de la vida, poniendo fin a su vida. El Santo Taldemar Nacámbar, paralizado por la visión de su amada perecer, renovó la furia de las embestidas contra sus adversarios, deteniendo ataques con su escudo y devolviéndolos letalmente con la espada, hasta que sintió en su estómago el tacto del frío acero. La visión se le nubló y cesó de escuchar el ruido de la batalla. No sentía nada. Paulatinamente, una luz blanca le cegó, sin dejar de ver nada más que un vacío inmenso, en el que comenzaba a dibujarse una figura coronada con rayos del Sol. Esbozando una sonrisa en sus labios trémulos alzó una mano como queriendo tocarlo, y murió.

***

Al fin llegó la calma. La Guardia de la Regencia había disipado a los alborotadores que volvían a sus casas con celeridad y el terror en sus corazones. Del puente que comunicaba la Corte con la Aguja Furia del Sol nacía un río de sangre que se desbordaba cayendo en pequeñas cascadas derramándose sobre el foso. Los cadáveres amontonados de guardianes, Santos Vivientes y de los embajadores de la Horda se confundían formando un espectáculo grotesco, hasta que finalmente fueron retirados, las manchas fregadas y la alfombra imperial retirada y finalmente sustituida por otra. Los gólems arcanos rápidamente emitieron sus mensajes de prosperidad,  y felicidad, como si nada hubiese ocurrido allí en las calles de Lunargenta. Sin embargo, muchos habían sido testigos de lo que realmente había acontecido, y por la mañana se rumoreaba en tonos quedos acerca del Martirio de los Santos y de cómo habían dado sus vidas por Belore, y por la Tradición.

Una pequeña niña elfa de cabellos dorados y camisón púrpura encendía una vela en el santuario familiar y empezó a rezar ante una representación elaborada en oro de su deidad:
- Belore, te pido que protejas a mi familia, a mis amigos. Que no le pase nada a mi papá que se lo lleva la Horda. - la pequeña sollozaba recordando cuando su progenitor había abandonado la casa obligado a servir en Kalimdor horas atrás. Los lloros fueron haciéndose más amargos, hasta que fueron escuchados por su madre, que entró portando una bandeja de plata con quince velas más.
- Mi amor, ayúdame a encender más velas. - Le indicó a su hija.
- ¿Para quién son, mamá? - Inquirió la jovencita secándose los ojos enrojecidos con las manitas.
- Para los nuevos mártires de Belore que han conseguido la inmortalidad hoy. - La mujer fue encendiendo los pábilos uno a uno con devoción y respeto. Cuando finalizó abrazó a su hija con amor maternal y murmuró dulcemente una plegaria: - Que Los Santos y Belore protejan a mi marido en la guerra, y que me lo traigan de vuelta, por favor. - Achuchó más a la niña y no pudo evitar dejar escapar una sencilla lágrima que recorrió su mejilla derecha y se vertió en forma de gota sobre la estatuilla del Sol Eterno, que creó la ilusión de que la imagen del dios lloraba también en aquel sangriento día que moría...